Vacuna fiebre tifoidea
¿Qué es la fiebre Tifoidea?
Entendiendo la Fiebre Tifoidea y su Prevención
La fiebre tifoidea es una condición generada por la bacteria Salmonella Typhi. Síntomas como fiebre, cansancio, debilidad, dolor abdominal, cefaleas, pérdida de apetito y, en ocasiones, sarpullidos son indicativos de esta enfermedad.
Esta afección se adquiere mediante el consumo de alimentos o agua contaminada.
Se ha observado que algunas personas infectadas pueden transformarse en portadores y, en consecuencia, transmitir el padecimiento a otras personas.
Se destaca la crucial importancia de la vacunación contra la fiebre tifoidea.
En el caso de contraerla y no recibir el tratamiento adecuado, la enfermedad podría ser mortal.
Actualmente, esta dolencia afecta a cerca de 21 millones de personas a nivel global y es responsable de más de 200.000 muertes al año.
La vacuna contra la fiebre tifoidea es un recurso esencial para prevenir esta enfermedad, evitando su propagación y disminuyendo su tasa de mortalidad.
Esta inmunización es especialmente relevante para las personas que viven en zonas de alto riesgo o que planean viajar a ellas.
En resumen, la fiebre tifoidea es una enfermedad potencialmente grave pero prevenible.
La concienciación sobre los riesgos y la importancia de la vacunación pueden desempeñar un papel significativo en la reducción de su impacto global.
Impedir la Fiebre Tifoidea: La Importancia de la Vacuna
La vacuna contra la fiebre tifoidea se utiliza como un método preventivo para evitar la fiebre tifoidea.
Actualmente, existen dos variantes de vacunas en el mercado: una es la vacuna oral atenuada (en cápsulas), y la otra es la vacuna inactivada inyectable.
Dependiendo del tipo de vacuna administrada, su efectividad oscila entre el 30% y el 70% durante los primeros dos años.
Ahora, vamos a detallar las características, indicaciones y rangos de edad recomendados para cada una de las vacunas.
La Vacuna Inactivada Inyectable Contra la Fiebre Tifoidea
Esta vacuna es una suspensión que contiene el antígeno capsular Vi. Se administra a través de una inyección en el músculo deltoides.
Esta inmunización es efectiva para prevenir la fiebre tifoidea en niños a partir de los 6 meses hasta los adultos de 45 años.
Comienza a ofrecer protección un mes después de la administración y, en el 80% de los casos, su efectividad se mantiene durante los 3 años posteriores a la vacunación.
La Dosis y Recomendaciones para la Vacuna de la Fiebre Tifoidea
Tanto niños como adultos requieren una dosis única de 0,5 ml de la vacuna contra la fiebre tifoidea. Este medicamento preventivo puede ser administrado conjuntamente con otras vacunas sin problema.
Se recomienda la vacunación en los siguientes casos:
- Individuos que planean viajar a regiones donde la fiebre tifoidea es común.
- Personas que tienen contacto directo con un portador de la enfermedad.
- Profesionales de laboratorio que interactúan directamente con la bacteria Salmonella Typhi.
Existen ciertas situaciones en las que la administración de esta vacuna debe ser evitada:
- En niños menores de 6 meses de edad.
- En aquellos con alguna alergia a los componentes de la vacuna.
- No deberá administrarse una dosis adicional si se experimenta una reacción adversa grave tras la primera dosificación.
- Si se padece una infección febril grave, la vacuna no deberá ser administrada.
Es importante estar conscientes de que algunas reacciones tras la vacunación pueden incluir dolor leve o enrojecimiento en el lugar de la inyección, fiebre leve, y dolores de cabeza.
Aspectos Esenciales: La Vacuna Oral Atenuada Contra la Fiebre Tifoidea
La vacuna oral atenuada contra la fiebre tifoidea es una fórmula compuesta por bacterias atenuadas de la cepa Salmonella typhi Ty21a, alteradas mediante mutación genética.
Este tipo de vacuna se administra a niños mayores de 5 años a través de cápsulas.
El efecto de la vacuna se empieza a notar entre los siete y diez días posteriores a la administración, con una efectividad que varía entre el 43% y 70%.
Esta protección se mantiene durante aproximadamente tres a cuatro años después de la administración de la vacuna.
Recomendaciones para la Dosis de la Vacuna Contra la Fiebre Tifoidea
El protocolo de vacunación implica la administración de cuatro dosis en niños mayores de cinco años de la siguiente manera:
- Se debe tomar una cápsula cada dos días durante una semana. Es decir, cuatro cápsulas en total, distribuidas de la siguiente forma: toma día 1, descanso día 2, toma día 3, descanso día 4, toma día 5, descanso día 6 y toma día 7.
- Cada dosis debe ingerirse sin masticar, con una bebida fría o tibia y al menos una hora antes de cualquier comida.
Las personas en riesgo de contraer la enfermedad deberán recibir una dosis de refuerzo cada cinco años.
Esto incluye personas que viajan a regiones donde la fiebre tifoidea es común, aquellos en contacto directo con un portador de la enfermedad, y trabajadores de laboratorios que interactúan con la bacteria Salmonella Typhi.
Consideraciones Importantes
Hay ciertas situaciones en las que la administración de esta vacuna debe ser evitada:
- En niños menores de 6 años.
- Si se experimenta una reacción grave después de una dosis, se deben suspender las dosis restantes.
- Si se tiene una alergia a los componentes de la vacuna, no se debe administrar ninguna dosis.
- Personas que sufren enfermedades de inmunodeficiencia, como el VIH/SIDA o cáncer, no deben recibir la vacuna oral. En estos casos, es más recomendable la versión inyectable de la vacuna.
Si está recibiendo tratamiento con antibióticos, la vacuna oral debe administrarse tres días después de la finalización del tratamiento. Por favor, consulte para obtener más información.
Un Viaje al Pasado: El Origen de la Vacuna Contra la Fiebre Tifoidea
En 1873, el médico inglés William Budd identificó la transmisión fecal-oral de la fiebre tifoidea por agua y alimentos. Karl Joseph Ebert, un patólogo alemán, descubrió en 1880 a la Salmonella typhi, la bacteria causante de la enfermedad, iniciando la búsqueda de una vacuna.
En 1896, un equipo de bacteriólogos, liderado por Almroth Edward Wright, desarrolló las primeras vacunas contra la fiebre tifoidea. Edward publicó sus hallazgos, describiendo pruebas con una vacuna basada en un cultivo inactivo.
Aunque los primeros resultados fueron publicados rápidamente, se generaron dudas sobre la efectividad de la vacuna cuando los voluntarios militares en India tuvieron reacciones adversas graves.
El número de soldados que murieron después de la vacunación fue alto, lo que llevó a la suspensión del programa de vacunación.
Edward realizó nuevas investigaciones que demostraron ser favorables.
Así, el comité decidió restablecer la vacunación voluntaria para los soldados, aunque con una aceptación menor que la inicial.
El Progreso de la Vacuna contra la Fiebre Tifoidea
Edward logró vacunar al 97% de los soldados del ejército inglés a principios del siglo XX. Se registró una disminución significativa en las muertes por fiebre tifoidea.
Un caso emblemático fue el de Mary Mallon en 1907. Identificada como la primera portadora de la enfermedad, su evolución fue estudiada para entender su impacto en la población.
Trabajaba como camarera en Nueva York y se cree que contagió a cientos de personas. Después de que 47 personas enfermaran, 3 de ellas fallecieron.
Las autoridades de salud le ofrecieron renunciar a su trabajo o someterse a una cirugía de vesícula. Mallon dejó su trabajo, pero regresó más tarde bajo un alias, provocando un segundo brote de fiebre tifoidea.
En 1909, el Dr. Frederik Russell creó la primera vacuna contra la fiebre tifoidea en los EE.UU., destinada sólo para uso militar.
La vacuna se hizo accesible al público en general en 1914. Posteriormente, en 1920, Francia desarrolló la vacuna oral TAB, a la que se añadieron cuerpos paratíficos A y B con virus muertos.
En 1940, se preparó una nueva vacuna reemplazando el fenol por alcohol para una conservación prolongada.
Durante los años 60, la OMS patrocinó estudios controlados de vacunas orales y parenterales, incluyendo vacunas inactivadas con acetona, con una eficacia del 80 al 94%.
Finalmente, en 2017, la OMS aprobó la primera vacuna conjugada para la fiebre tifoidea, que requiere menos dosis y puede administrarse a niños desde los 6 meses de edad.
Esta vacuna es especialmente útil en zonas endémicas, evita el uso continuo de antibióticos y frena el desarrollo de resistencia a los medicamentos utilizados para tratar la enfermedad.
Fiebre Tifoidea Vs Tifus: Enfermedades con Nombres Similares
Dos enfermedades, la Fiebre Tifoidea y el Tifus, suelen confundirse debido a la similitud en sus nombres. La bacteria de la Fiebre Tifoidea es la Salmonella typhi, mientras que para el Tifus es la Rickettsia typhi.
Aunque similares en nombre, sus formas de transmisión difieren significativamente.
La Fiebre Tifoidea se transmite por agua y alimentos contaminados, y el Tifus por ácaros, garrapatas, piojos y pulgas.
Se observa una común aparición en zonas de sobrepoblación y deficientes condiciones higiénicas. Ambas enfermedades presentan síntomas parecidos: fiebre alta, tos, dolores abdominales, de cabeza, musculares y articulares, náuseas y escalofríos.
Sin embargo, los tratamientos varían. El Tifus se trata con antibióticos, adaptados al tipo específico de Tifus: murino, epidémico, y de los matorrales. El más prescrito es la doxiciclina, especialmente en niños, pero en adultos se utiliza ciprofloxacino y tetraciclina.
Un tratamiento oportuno es crucial para una completa recuperación, particularmente en el tifus epidémico, que puede ser fatal en adultos mayores de 60 años.
En algunos casos, los pacientes que han padecido una primera infección pueden permanecer asintomáticos durante meses o incluso años, con un mínimo número de recaídas.
En cuanto al Tifus murino, la mortalidad es baja en ausencia de tratamiento. Sin embargo, el tifus de los matorrales, sin tratamiento, puede llevar a insuficiencia orgánica y hemorrágica.
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